En la imagen, la profesora (y exalumna) del Colegio Huelén, María Jesús Pérez.

Amelia Wahl, exalumna de la generación 2016 del Colegio Los Alerces, obtuvo puntaje nacional en la PSU de aquel año. Cuenta que hubo cercanos que le dijeron que “se iba a perder” si entraba a estudiar pedagogía. Sin embargo, su vocación y amor por enseñar pudo más, y hoy es profesora de Ciencias Naturales, Matemáticas, Ciencias Sociales y Arte en el Colegio Trigales del Maipo, de Puente Alto.  “Los más cercanos me motivaron, y me ayudaron a entender que el valor de mi profesión se lo daría yo misma, a través de un trabajo serio y comprometido. Y darme cuenta de eso fue un quiebre, y decidí que me la iba a jugar en serio por pedagogía, igual como quien se la juega por entrar a medicina, derecho o ingeniería”, señala.

               Como ella, son miles los alumnos que están egresando cada año de la carrera de pedagogía. Y el 2023 trajo una buena noticia: el sector Educación fue el que mayor incremento tuvo – un 41% – en la cantidad de alumnos inscritos en la educación superior.

María Jesús Pérez, exalumna del Colegio Huelén y actual profesora de matemáticas del mismo colegio, tiene una explicación para este boom. “Que la carrera haya tenido más inscritos se explica en que ha cambiado lo que era antiguamente la pedagogía, donde uno solo daba los contenidos y se iba. Hoy día, si uno no se involucra no genera lazos, y al final los alumnos aprenden a través de lazos. Y al generarlos, yo creo que les va quedando el “bichito” de decir: “si a mí me lo entregaron, yo también lo puedo hacer”, sostiene.

Ambas docentes coinciden en que la etapa escolar es fundamental para interesarse en querer enseñar en un futuro. En el caso de María Jesús, ella nombra a su entonces profesora – y actual colega – Soledad González como una educadora que “la marcó”. Mientras que Amelia considera un “lujo” la educación que recibió en Los Alerces, lo cual hizo que se planteara entregar “esta educación de excelencia al alcance de niñas que, por haber nacido en otra realidad, la ven como inalcanzable, imposible, o inimaginable”.

 “Estoy convencida de que la educación es palanca de cambio” – continúa Amelia Wahl – “y realmente es tremenda la diferencia que hace a una persona el haber tenido una educación en uno u otro colegio. Y aún en contextos donde los padres tienen mucho capital cultural y pueden aportar mucho en la educación de sus hijos, esos mismos padres no podrían realizar esa labor educativa si no fuera porque ellos recibieron una buena educación”.

Una visión similar sostiene María Jesús Pérez. “El profesor tiene llegada con los niños –  en mi caso con adolescentes – y los forman. Al final ellos son el futuro del país, y los profesores tienen un rol súper importante de guiarlos a que sean lo que verdaderamente quieren ser, dándoles las herramientas para que el día de mañana ellos puedan decidir sus caminos”, indica.

Es por lo anterior que tanto Amelia como María Jesús recomiendan estudiar la carrera de pedagogía, por todos los beneficios – académicos y sociales, entre otros – que ésta les ha aportado. Asimismo, enfatizan que ser “agentes de cambio” en el futuro del país, educando a tantos niños y jóvenes, es uno de los aspectos más positivos de ser profesor. “Lo primero que una tiene que generar es el lazo con las alumnas. Cuando ellas ven que hay un profesor que te marcó no solamente en el área académica sino que se preocupó de ti cuando tenías un problema, eso va generando en ellas esa necesidad de interactuar y preocuparse por el otro, dan ganas de entregárselos a otro cuando ya son más grandes”, dice María Jesús.

“Es impresionante cómo llena el corazón tener niños de ocho años, que te llenan de cartas, abrazos, colaciones y comentarios cariñosos; notar sus avances, superaciones personales y ver despertar su curiosidad por el mundo. Saber que cada granito de arena que pongo en cada una de mis alumnas puede ser una semilla para oportunidades en su futuro hace que valga la pena”, concluye Amelia Wahl.