Organizado por el sacerdote, escritor y novelista Cristián Sahli, el concurso literario “Cuento en 100 palabras” puso a prueba la pluma de muchos de nuestros alumnos, quienes asumieron el desafío de relatar un episodio de sus vacaciones de invierno, como ya está dicho, en menos de 100 palabras.

               El concurso contó con la participación de jóvenes de Santiago, Viña del Mar y Punta Arenas, y el ganador fue el alumno del Colegio Huinganal, Alberto Urquízar (con el microcuento “La playa es un sentimiento”), mientras que el segundo lugar se lo llevó otro alumno del mismo colegio: Nicolás Abogabir (“Tres semanas en una noche”). El podio fue completado por Cristián Leiva, estudiante del Colegio Tabancura (“El profesor”). Los cuentos están disponibles en el Instagram del padre Cristián Sahli.

               Conversamos con el padre Sahli, quien nos entregó más detalles del concurso.

  • ¿Cómo nace la idea de crear este concurso?

“En un mundo en el que priman las imágenes, fomentar la lectura y la escritura, es importante, especialmente en los más jóvenes que están formando sus habilidades para enfrentarse a la vida adulta. El concurso nace del deseo de fomentar la creatividad, de mirar la realidad con amplitud y sentido crítico. La finalidad es reforzar el trabajo que realizan tantos colegios en el desarrollo antropológico de sus alumnos y en el amor por las humanidades”.

– ¿Qué fue lo que se evaluó de los cuentos? ¿Redacción, capacidad de síntesis, contenido, etc.?

“El jurado, compuesto por la pedagoga María Paz Court, el ingeniero y escritor Carlos Pirela y yo mismo, evaluó lo propio de un cuento en 100 palabras: un golpe de genialidad, la capacidad expresar un mundo de realidades y sentimientos en pocas líneas, una redacción cuidada. Como en todas las cosas humanas, siempre hay una cuota del gusto personal de cada miembro del jurado”.

– ¿Por qué, cree usted, es importante generar estas instancias de escritura?

“La buena literatura amplía lo humano, ayuda a comprender el alma de otros, permite un mayor conocimiento propio y facilita mejorar el propio comportamiento ante la vida de los personajes. Me parece que son razones suficientes”.